En Salta, obligadamente habrá nuevos liderazgos, aunque eso no es lo mismo que decir que hay liderazgos emergentes. Como ya hemos explicado la acefalía de líderes con peso específico propio, nos concentremos sin demoras en las consecuencias de la remisión de Urtubey y Romero, quienes casi con seguridad se disputarán, en términos de aparatos electorales, el segundo lugar dentro de los senadores nacionales.
Uno de los dos, inclusive, podría no tener escaños en la Cámara Alta de la Nación. Pensemos entonces en que la provincia, junto con Santa Fe y Córdoba, donde parecía que iba a tener vigor hasta último momento la idea y resultado electoral de la tercera vía, podría quedar signada por la polarización nacional, aún en sus postrimeros comicios domésticos.
Hace unos meses se veían tres grandes sectores: el ala afín a la Casa Rosada, que llevaría como candidato al intendente Gustavo Sáenz, el ala kirchnerista-peronista, con Sergio “Oso” Leavy en cabeza de lista, y el “grandburismo” -oficialismo provincial-, en tensión entre Fernando Yarade, Miguel Isa y Carlos Teófilo Parodi, aunque éste último ya fuera de carrera. Con el decaimiento definitivo de Consenso Federal como tercera vía y con la pérdida de capacidad política de su conducción en ciernes, la provincia se encaminará a cerrar las listas con una polarización latente entre Sáenz y Leavy, dejando fuera del convite al “grandburismo”.
Situación inédita si las hay, comparable, si se buscan ejemplos con proximidad geográfica y temporal, con lo sucedido a principios de este año con el entonces rector de la UNSa, Antonio Fernández Fernández, quien quedó tercero y no participó del balotaje.
El oficialismo provincial podría quedar en la misma situación, relegado de la disputa real por el gobierno. Esa situación, en primer lugar, la desencadenaría un conjunto de eslabones claves para el armado de poder electoral que había pergeñado Urtubey en los últimos doce años: los intendentes. Con la indefinición de Yarade y la falta de audacia de Isa, los intendentes no tardarán en ir haciendo sus acuerdos con alguno de los que polarice la elección alineándose con alguno de los dos puntales nacionales de la grieta.
En ese último sentido, hay que decir que los valles de Lerma y Siancas parecen más proclives a inclinarse por Sáenz, quien recibiría también la gracia de Olmedo con los intendentes del sur sojero, mientras que en los cuantiosos departamentos de Orán y San Martín, pero también en Rivadavia y la puna, el peronismo-kirchnerismo quedaría muy fortalecido después de la cosecha electoral de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Ese último sector, donde sobra claridad sobre que los votos de Cristina Kirchner no son de Leavy, quien mide menos de la mitad que la ex presidenta, la disputa interna podría incluir no sólo a Javier David sino a los huérfanos del “grandburismo”, ya carentes de expectativas sobre las terceras vías.
En ese tren podrían entrar los vagones Fernando Yarade y Miguel Isa, como ejemplos de candidatos, y Manuel Santiago Godoy, por ahora en la tercera línea de Consenso Federal -aunque con su hijo encabezando la nómina de precandidatos a diputados nacionales del Frente de Todos-. Esa reconfiguración podría dar sorpresas para los que creen que Leavy es un seguro animador de la polarización que se vislumbra.